Cuando manejaba mi LR2 hacia donde se congregarían las masas populares para escuchar, reaccionar, repudiar… el mensaje de estado de situación (o la repartición del bacalao del fisco público alias Presupuesto 2014), me percate de una imagen “chocante”. Un océano de vehículos motorizados se desplazaban en dirección opuesta hacia donde yo me dirigía, o sea a la Casa de las Leyes, la Casa del Pueblo…, mejor conocido como el Capitolio de Puerto Rico.
Tuesday, April 29, 2014
Estado de situacion del país...
Cuando manejaba mi LR2 hacia donde se congregarían las masas populares para escuchar, reaccionar, repudiar… el mensaje de estado de situación (o la repartición del bacalao del fisco público alias Presupuesto 2014), me percate de una imagen “chocante”. Un océano de vehículos motorizados se desplazaban en dirección opuesta hacia donde yo me dirigía, o sea a la Casa de las Leyes, la Casa del Pueblo…, mejor conocido como el Capitolio de Puerto Rico.
Hace
años que no seguía el esperado mensaje en “real-time”, la mayoría de las veces
porque me encontraba trabajando en algún contrato de servicio en el sector privado
de esos que me han mantenido viva durante los últimos 13+ años. Pero hoy me iba a unir al grupo típico de
quejosos (dirían siempre algunos) que se aglutinan afuera de la Casa del
Pueblo, con sus tumbacocos, sus consignas, su algarabía, también con su indignación,
su decepción y sus cansancios. Mi
presencia se la tengo que agradecer en parte a que la crisis fiscal económica me
ha “liberado” tiempo para atender incluso estos urgentes deberes ciudadanos.
En
mi inocente ignorancia pensé que el trayecto, el acceso y toda la actividad sería
un soberano tumulto y que me tomaría mucho más tiempo llegar hasta el lugar. Inmensa fue mi sorpresa cuando contrario a
todos mis vaticinios, rompí todos mis records de velocidad para llegar a una
actividad en San Juan a las 5pm (desde Guaynabo) y para la cual había salida
justa de tiempo. Me acerco al área de la
manifestación obrera-popular guiada por la algarabía. Cruce por el Monumento del Holocausto. De hecho, nunca lo había visto y por un
momento pensé: ¡Genial, por fin un gesto de solidaridad que nos rescate de
nuestro insularismo, haciendo justicia a los judíos, gitanos, homosexuales, católicos…
que murieron horneados por los nazis… Wrong! El monumento solo menciona a los 6 x 106
judíos, y por un instante sentí que estaba en algún sitio que no era Puerto Rico.
Por
fin, llego hasta donde estaban los manifestantes, me los encuentro circulando
ordenadamente frente a la escalinata sur del Capitolio, resguardados por un
contingente de oficiales de la Policía. Supongo
que este arreglo garantizaba la comodidad y seguridad de los participantes, sin
la intromisión de extraños a la actividad.
Esto último estuvo a su vez reforzado por el cierre de la Avenida de Lxs
Gobernadorxs desde el desvío frente al Ateneo hasta la próxima intersección pasando
el Capitolio. Así se conseguía que nadie
que no debiera estar allí, estuviera por equivocación.
Debo
admitir que muchas de las pancartas eran más llamativas e imponentes que el número
de seguidores tras ellas. Había de todo pero
en su justa medida (¡ni unx más!) Como
es lo típico, hubo desfiles de mensajes de los portavoces de las diversas
agrupaciones desde la tarima rodante.
Una vez concluidos estos, concluyo prácticamente la actividad. Yo venía siguiendo los comentarios sobre el
mensaje del Hermoso desde mi HTC One, y en una que levante mi vista, vi que los
manifestantes se habían marchado. Con la
misma, recogí mis bártulos y me encamine hacia el Covadonga para recoger mi
LR2.
Ya
saliendo de la isleta de San Juan y mientras esperaba detenida en un semáforo pensé:
¿que fuimos a hacer allí realmente? Los
de adentro del Capitolio ni se enteraron que estábamos allá afuera (excepto por
María de Lourdes que deserto al mensaje para unirse a los manifestantes). Los otros pobladores de esta ínsula estaban
limitados a acercarse con sus vehículos (que quienes nos conocen saben que no
nos bajamos de nuestros carros ni para buscar las cartas al buzón). La ambientación de la manifestación me hizo
pensar en presos caminando en círculos en el patio de una prisión. Como quiera que sea, esa población es una
muestra muy limitada, no representativa del pueblo votante, quien al fin y al
cabo es el llamado a escuchar el mensaje para evaluarlo, cuestionarlo o lo que
corresponda. La prensa recogió las
expresiones, algunas recicladas y trilladas, de varios representantes de las
organizaciones presentes. No todas llegarían
a ser publicadas o proyectadas, y seguramente se esfumarían de la memoria
popular al tercer día.
Para
la próxima vez sugiero lo siguiente: Ya que a la “política” la consideramos el
primer deporte nacional, sería más efectivo y provechoso que se convocaran a
las masas (obreras, profesionales, académicas, místicas…) en donde practicamos
el mismo: en happy hours en los Chili’s, las Cueva del Mar, en Willy’s Pinchos…,
o en las degustaciones de probaitas en Costco, Sam’s, hasta en el nuevo Pueblo
de la Ciudadela. Apuesto a que una buena
parte de lxs que iban en dirección contraria a la mía cuando me dirigía al
Capitolio, iban rumbo a algunas de estas nuevas “Casas del Pueblo”.
Tengo
la gran sospecha que el mentao Capitolio o Casa de las Leyes hace mucho dejo de
ser la Casa del Pueblo. La gente de a
pie no se siente invitada mucho menos bienvenida. La gente ha escogido otros sitios más amenos para
reunirse, hablar y discutir sobre las cosas del país (si le ponen el
tema). Des-centralizar las
manifestaciones para que estas se convoquen multiplicadas por donde quiera la
gente este no suena tan descabellado. En
lugar de insistir a que lxs Mahomas vayan hasta la Montaña, pueden muy bien las
montañas desplazarse y mezclarse con el pueblo, y desde sus lugares de
convocatoria impulsar a que más personas se envuelvan en la tarea de
gobernarnos a nosotros mismos. Es fácil controlar
a 100, 200, 300 manifestantes caminando en círculos en un área delimitada por
la fuerza policiaca, pero intentar controlar las acciones y pensamientos de
miles de parroquianos, reunidos por distintos lugares a la misma vez, “that’s a
thought!”
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