Saturday, October 26, 2019

La lisa_ivonne que se repite… , ¿o no?


Difícil saber si con el paso del tiempo todo cambia en mi vida, o en realidad nada lo hace…  Quizás la cuestión radique en el “todo” y el “nada” …  Porque los absolutismos son utópicos, como mínimo, o incorrectos e irreales si intentamos ser precisos. 
En estos días leí lo siguiente: “…un organismo vivo produce entropía positiva y por ello tiende a aproximarse al grado de entropía máxima que es la muerte.  Para evitarlo, se alimenta…” (E. Schrödinger)  Cuando estudiaba las materias de termodinámica, mecánicas, la primera y segunda leyes de la termo y otras amenidades de la física, no se me ocurrió pensar que “en el límite” la entropía nos lleva a morir
Honestamente, no es un asunto que me espante, toda forma de vida o no vida cesa de ser o existir en una manera dada para dar paso a transformaciones o reordenamientos de la materia (y la energía).  Pero a luz de esta aclaración puntual que me ofrece Schrödinger, pudiera visualizar que “mi vida” avanza hacia su culminación entrópica, con ascensos y descensos típicos, pero en franca tendencia hacia el limite que a tod@s nos toca tocar.  Me doy cuenta de que cualificar los cambios, o si en efecto hubo o hay cambios en el carácter de las interacciones de mi sistema con sus entornos (alias, mi vida), es mas un ejercicio de reflexión íntimo y factual.  Y en esta evaluación de datos, estoy expuesta al hecho de que mi capacidad o habilidad para alterar la naturaleza de los eventos que encausan “mi vida” no es prerrogativa de mi consiente en exclusiva, y por tanto, si soy o no la que fui, si me repito o me replanteo, si me esencia tiende al desorden irremediablemente, es un asunto en sí mismo, más allá de mi ser persona… 



Friday, July 19, 2019

PATER-NIDADES, MATER-NIDADES…, U-NIDADES

 
 
Tendría diez, once, quizás doce años cuando escuche por primera el tema de Patxi Andion “Padre”, aunque no por él si no en la voz del puertorriqueño Danny Rivera.  Eran los años setenta y las esperanzas ardían de rabia… 

Al escucharlo visualice inmediatamente a la esperanza de “padre” que aquella niña buscaba para agarrarse de su mano.  Me tomo muchos años de confusiones y desesperanzas el poder reconciliarme con la noción de que paternidad, al igual que maternidad, no es un asunto de roles, si no de actos.  No es algo determinado, mucho menos exclusivo o limitado por la biología, como tampoco es algo que se concentre o circunscriba a un solo ser. 

Fui entendiendo poco a poco que asumirse padre/madre no es “algo que te toca o te tocó”, si no que escoges hacer porque surge de tu deseo y decisión ponderada.   Mas aun, entendí que las distinciones entre “padre” y “madre”, y sus respectivos y diferenciados roles y propósitos con relación a su “prole son producto de un ideario social construido con el fin de segmentarnos por niveles de poder e injerencia. 

Empecé a ver la luz al final del túnel de mi existencia cuando comprendí que en la vida de un ser (humano), esos otros seres que instrumentan tu paso por tu particular sendero son tod@s aquellos que te guían desde su desprendimiento, coraje, generosidad, compromiso y solidaridad a ser el relevo o la continuación de una encomienda de vida.  Puede que entre esos seres estén los que te engendraron, pero eso es solo una circunstancia, que para nada implica exclusividad. 

Reconozco que he sido afortunada.  En mi andar he ido sumando padres/madres a lo largo de mi proyecto de vida, que me han acompañado y sostenido mi mano en mi proceso de “ser persona”.  No desde la “paternidad” o “maternidad”, si no desde la UNIDAD que se manifiesta en el proceso de ser “un@ con tod@s”. 
En días recientes visite el lugar que una de mis “madres” escogió para que fuera nuestro punto de encuentro luego de que decidiera dejar de respirar, vaciando sus pulmones de aires virulentos y brumosos.  El lugar donde alegóricamente se despojó de su cuerpo inútil para integrarse a la VIDA, en mayúsculas.  Allí me senté y conversé con ella de estas cosas…