Hace aproximadamente un año leí un artículo en un blog
que sigo que me impacto más de lo imaginado: “Mami,
estoy enamorada de una mujer”. La razón del impacto no estaba explícitamente
asociada al título, porque sinceramente el título como tal para nada me
impacto. Pero las conexiones entre el
significado y relevancia de las circunstancias y experiencias que esta autora iba
revelando con las mías, y de hecho con las de las mujeres de nuestra
generación, me tomaron por sorpresa, lo reconozco.
Creo que debo empezar por indicar a que “generación”
me refiero. Y lo primero que debo
aclarar es que esta colega bloguera y yo NO pertenecemos técnicamente a la
misma generación…, pero casi. Nos
separan pocos años (<10), pero cronológicamente yo nací en las postrimerías
del Baby Boom, mientras que mi colega venia al mundo despuntando el periodo que
luego conoceríamos como la Generación X.
Pero como resulta siempre en los límites de las cosas, lxs nacidxs al
principio y al final de los 60s tenemos más cosas en común de lo que pensamos,
e igualmente nos diferencian rasgos abismales.
Los 60s marcaron un “antes y después” en la historia mundial, en donde
instantes específicos definieron cambios profundos y trascendentales (la
Revolución Cubana, Vietnam, la “Conquista del Espacio”, Gandhi, Luther-King,
los Hippies…, las Revueltas del 69…). Pero
eso nos afectó directamente a nosotras, pero nuestros padres (madres para
hablar más concretamente) pertenecen sin embargo a un periodo generacional que
pudiéramos describir como más largo, moralmente más estático.
Y creo que aquí es donde radica lo más interesante y
la razón de porque me impactó este artículo.
Tanto las babyboomers y la Gen-X puertorriqueñas nacimos de madres que a
pesar de haber vivido, atravesado circunstancias historias fuertísimas (la Gran
Depresión, Hitler, Mussolini, la Guerra Civil Española, la bombas atómicas, el
McArtismo, la Guerra Fría, el ELA…), no lograron aislarse y superar el
insularismo colonial tan fuertemente arraigado y aderezado de racismo, clasismo,
homofobia y machismo que nos ahoga en Puerto Rico. Aun así, eso no quita que son o fueron mujeres que se
superaron a sí mismas en muchos aspectos, cuestión que causa más contradicción que
razón, posiblemente. La madre de mi
colega estudio pedagogía en la universidad, la mía curso hasta el cuarto grado
de elemental. Pero ambas estuvieron
claras y decididas en una cosa: sus hijas (apostaría yo a decir, especialmente)
tendrían la oportunidad de aspirar a más y mejores cosas de las que ellas
pudieron. Mi colega bloguera es artista
y abogada, yo me decante por mi curiosidad científica para hacerme
ingeniera.
A pesar de estos logros “contra viento, marea y tradición”,
no estaba garantizado en ese “gran plan” de las matriarcas que las muchas
fobias que siguen atando de pies y manos a nuestro territoriado país tenían o debían
de ser superadas, mejor aún erradicadas, porque eso es lo correcto en una
sociedad equitativa y justa (¿no?) El rechazo
de la “no heterosexualidad” de mi colega bloguera por parte de su madre es muy
similar a la hipotética reacción de mi madre si le hubiera dicho que “me había enamorado
de un negro americano”, “que me había unido al Partido Comunista Cubano” o que “era
atea”. Todos estos “rechazos” tienen un vínculo
común: nuestras fobias sociales y nuestra aversión a ser verdaderamente un país
soberano y democrático. Y las veo o
percibo a diario en tanta gente a mi alrededor, más jóvenes, de mi edad o
mayores que yo.
La cuestión “fobial” es más compleja e intrincada que lo
descrito, y trasciende y permea a través de nuestras estructuras sociales como
un virus cibernético. No estoy lista
para finiquitar este comentario bloguero con planteamientos definitivos que
sirvan para librarnos de tantas nefastas fobias, os recuerdo que apenas soy una
cuadriculada ingeniera. Pero sospecho
que volveré a retomar el asunto en un futuro.
Mientras ese instante llega, viene a mi mente un tema
que escuche por primera vez cuando era muy joven, y que me hizo pensar que es
posible ser percibida y apreciada más allá de los típicos idearios machistas de
mujer “frágil, incapaz, dependiente, bien Barbie…” Asi me veo yo.
Pablo – Víctor Manuel – “Amor”